Israel Domínguez
I
Una mala buena decisión/una esquina y una calle.
A la derecha espera. A la izquierda.
Vienes de la noche
luego de reparar los sueños
y te quedas parado preguntando.
Ella ha escogido su viaje. Él ha escogido.
Te quedas parado en un punto
donde roca
ni agua
acontece.
Has dicho:
«La vi pedaleando
Pedaleando lo vi.
Hacia la derecha.
Hacia la izquierda.
¿Con quién se va?
¿Desea el agua,
prefiere la roca?»
Abro la ventana y veo
pedaleando
hacia la derecha
hacia la izquierda
con quien se va
en un punto donde agua
ni roca
acontece.
II
La llovizna te devuelve
a una visión empañada y melancólica.
En el embarcadero
de Casilda Regla Casablanca
«de lancha a lancha nos miramos».
Dos vidas se cruzan en un punto
donde un viaje está por concluir
y una estela comienza a revolver la existencia.
Indefinido es el rostro que aparece
como el punto donde coinciden las miradas.
Anotas: «bicicleta, muchacha o muchacho»
y luego agregas: «Todo me está pasando
para que me enamore.»
Las imágenes llegan, se van y vuelven.
Ella, o él, ha decido perseguirte.
No sabe nada de ti, solo que has pasado.
Muchacha, o muchacho, se lanza a la espuma de la estela.
Luego el timbre. Dos rostros mirándose. Sus ojos penetran tus ojos.
Abajo, como un capricho, la bicicleta permanece intacta.
Como si Vittorio de Sica filmara una versión donde no hay ladrones,
la bicicleta espera.
Pero antes de comenzar, le añades a la historia un trago,
una canción, unas palabras.
Apareces conduciendo, entre el manubrio y sus piernas, apareces.
Vuelves y añades un té, un incienso, un poema. Subes a bordo
y comienza la travesía.